¿Merece Don Juan ser perdonado?
El Teatro Fernán Gómez revisita el clásico de Zorrilla en una lectura dramatizada que deja en el aire esta pregunta y en la que doña Inés se rebela contra su sino de víctima
Carles Francino, Manuela Velasco, Mario Gas, Chema León o Pepe Viyuela encabezan el elenco que se subirá a las tablas durante el puente de Todos los Santos
El teatro madrileño pone también en escena El monte de las ánimas de Bécquer para recuperar dos textos tradicionales de estas fechas, a las que suma su tradicional Altar de Muertos mexicano
La tradición dicta que llegada la festividad de Todos los Santos, los teatros pongan en escena el Tenorio de Zorrilla, uno de los textos dramáticos más celebres en español. En algunos lugares como Alcalá de Henares o Valladolid —ciudad natal del poeta—, se cumple este ritual cada año. En otros como la capital madrileña, el drama religioso-fantástico en dos partes aflora de forma intermitente. Este año será el Teatro Fernán Gómez el que lo acoja con una producción propia que reúne muchas caras conocidas.
Protagonizado por Manuela Velasco y Carles Francino —doña Inés y don Juan—, el elenco incluye nombres como los de Pepe Viyuela, que encarna a Ciutti, el ladino criado de Tenorio; Mario Gas, como el comendador; Chema León en el papel de don Luis Mejía, o Vicky Peña como la alcahueta Brígida; todos bajo la dirección de Ignacio García, quien ha propuesto una lectura dramatizada a medio camino entre la representación clásica y la lectura en atril.
Así, en este medio montado —como le dicen en Argentina— los actores se mueven por el escenario ataviados con los vistosos ropajes del Siglo de Oro en el que el poeta y dramaturgo vallisoletano ambientó la obra, representada por vez primera, precisamente en la capital de España, hace 180 años, pero lo hacen papel en mano, leyendo los versos con toda la fuerza interpretativa que poseen, pero esquivando así el “engolamiento” de los versos para permitir ver “las imágenes que dibujaba Zorrilla”, como ha destacado Francino durante la presentación a los medios de la obra, que tendrá tres únicas funciones (para las que ya no quedan localidades) este 31 de octubre, así como los días 1 y 2 de noviembre en la Sala Guirau de este Centro Cultural de la Villa.
En total, 20 actores componen el montaje, que se completa con otras figuras de la tala de Joaquín Notario, Juanma Cifuentes, Diana Palazón, Chema Ruiz, Juan Manuel Navas, Chema de Miguel, Javier Gallardo, Cecilia Solaguren, María José Alfonso e Irene Aguilar. Todos ellos acompañados por Elena Aranoa, que pone su canto al servicio de los versos de Zorrilla; el arpa de Sara Águeda, y las voces de la Escolanía de El Escorial, que aportan la textura espiritual y sobrenatural que una pieza clave del Romanticismo como ésta precisa. Un “reparto maravilloso”, a juicio de su director, quien ha querido juntar “veteranos y noveles” para poner en escena este Don Juan. “Probablemente el texto más conocido de nuestra literatura dramática”, ha afirmado.
En esta propuesta de García, doña Inés huye de su papel de víctima para convertirse en una mujer consciente de cuanto la acontece y que logra cambiar el alma despreciable de don Juan, apostando el todo por el todo para lograr su salvación. “Cuidado con Inés. Es una mujer fuerte, que tiene una capacidad de perdón que nosotros no podemos entender”, explica Manuela Velasco mientras atiende a Cultura y tal y otros medios en su camerino el día antes del estreno. Y es que ésa es la cuestión, nuestra capacidad de entendimiento ante la cuestionable misericordia de la doncella. Porque, ¿merece don Juan el perdón de doña Inés?
Ésta es la reflexión que deja en el aire el montaje, ante un don Juan que representa una masculinidad “súper tóxica”, pero que en el cuarto acto muta ante el amor de doña Inés. Sin embargo, verá negada por quienes tiene alrededor esa segunda oportunidad que, ¿acaso merece? “Nos tendremos que plantear realmente si este hombre merece ser perdonado”, reflexiona Velasco, mientras el director del montaje subraya las dificultades de la sociedad “para aceptar que alguien pueda cambiar”.
“Hacer la tradición significa decir los versos, pero no significa no tomar partido, y menos con la que está cayendo”, apunta Ignacio García en el pase gráfico de la obra, al tiempo que no duda de calificar a Tenorio de un “abusador” que, además, “se jacta de ello”. En este sentido, subraya que las obras, especialmente los clásicos que perviven en el tiempo, se van “resignificando” con el devenir de los años.
“VIOLADOR” Y “ASESINO"
Tampoco Carles Francino vacila al referirse a su personaje como “violador” y “asesino”, pero se muestra muy interesado en el “viaje espectacular” que experimenta, algo “incontrolable” al conocer a doña Inés, para concluir con “un tercer don Juan” que cinco años después “regresa a Sevilla para morir”, convirtiendo la obra —que en esta parte adquiere en el original de Zorrilla su estética más romántica con figuras de ultratumba y acontecimientos sobrenaturales— en un “thriller metafísico”, como lo define Ignacio García, en el que (en una época donde la religiosidad "no está tan presente como en el siglo XIX") ya no será Dios sino “el amor” el que permita la redención de su alma, por la que “doña Inés lucha a brazo partido”. Una obra, por tanto, que supone “un templo al amor”, ha ahondado el director artístico del Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa, Juan Carlos Pérez de la Fuente.
García subraya que en este Don Juan Tenorio la verdadera protagonista es doña Inés y no el libertino, una pareja que en la mítica escena del diván del cuarto acto, no la componen “dos enamorados”, sino “dos que dudan y que no saben qué hacer”, una idea que el director ha podido poner en práctica “sin forzar la lectura”, pues como defiende, ya aparece así en el texto de José Zorrilla.
En este sentido, Francino, también desde el camerino, señala que han intentado representar un Don Juan “que lo pueda entender todo el mundo” y “traerlo a la actualidad”, aunque reconoce que los versos del autor romántico ya son “súper actuales”. “No queremos quedarnos en la cosa romántica de los versos, entenderlos desde la perspectiva del mundo en que vivimos”, ha ahondado.
Sobre ello incide Velasco, quien cree que la obra invita a “analizar los modelos de masculinidad súper tóxica terribles que se usaban y celebraban en la época”, al tiempo que reconoce su preocupación porque algunos de los gritos de ánimo o apoyo que don Juan y don Luis reciben en la taberna sevillana que acoge el primer acto es algo que “se sigue viendo hoy en día”, sobre lo cual la actriz —que asume el papel que su tía, la inolvidable Concha Velasco, a la sazón paisana de Zorrilla, ya interpretara en un memorable Estudio 1 junto a Paco Rabal— advierte: “Eres casi igual de culpable si lo haces como si lo jaleas”.
La historia de Don Juan, el burlador de mujeres más conocido del teatro español, transcurre en 1545 en la ciudad de Sevilla. La primera parte ocurre durante el Carnaval y la segunda, en un cementerio en la Noche de Difuntos (de ahí la tradición de representarlo en estas fechas), cinco años más tarde. Don Juan es el seductor libertino y sin escrúpulos que apuesta con su amigo Luis Mejía quién podrá ser más audaz en temas amorosos. Aunque supera a don Luis en el desafío, va más allá y decide seducir a doña Inés, una joven inocente y hermosa que está destinada a convertirse en monja, y que se convierte finalmente en su amor verdadero, marcando el camino para la salvación de su alma.
EL MONTE DE LAS ÁNIMAS
Don Juan Tenorio es una producción propia del Fernán Gómez, al igual que El Monte de las Ánimas —en este caso con la colaboración de Tablas y más Tablas—, obra basada en la inquietante y terrorífica leyenda de Gustavo Adolfo Bécquer bajo la versión de José Ramón Fernández que podrá verse en la Sala Jardiel Poncela entre el 1 de noviembre y el 8 de diciembre.
Con la codirección de Pepa Pedroche y, de nuevo, Ignacio García, este montaje muestra a cuatro jóvenes —interpretados por Javier Godino, Pablo Béjar, Alba Recondo y Lucía Esteso— que tienen que pasar la Noche de Difuntos (de nuevo) en un refugio de montaña, donde comienzan a recordar leyendas de terror. Esas leyendas, que tal vez no solo son cuentos para niños, parecen tener eco en los miles de sonidos y silencios que se producen en la noche de tormenta.
Para completar la oferta del Centro Cultural de la Villa en este puente de Todos los Santos, por quinto año consecutivo se ha instalado un Altar de Muertos, tradición mexicana en esta época del calendario dedicada a recordar a los ausentes, reconocida por la Unesco en 2023 como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Con esta propuesta, se pretende “reforzar la unidad de las tradiciones de España y México” —país al que precisamente Zorrilla estuvo muy ligado bajo el amparo del malogrado emperador Maximiliano de Austria, que lo puso al frente de su Teatro Nacional— en torno a las festividades de Santos, Difuntos y Ánimas.
Los tres montajes con los que el Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa celebra la festividad de Todos los Santos son las primeras producciones propias con Juan Carlos Pérez de la Fuente como director artístico del centro. Precisamente Pérez de la Fuente ha definido ante la prensa como “un embolao maravilloso” esta apuesta del Fernán Gómez por contribuir a “normalizar” la relación con los clásicos nacionales.
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