Javier Rebollo: “Para hacer cine hay que ser buenas personas, no ser como Kubrick”
Reconoce que De Niro y Bardem le “aburren bastante” como actores y asegura que trabaja en una próxima cinta dedicada a Gloria Fuertes
Athina Rachel Tsangary adapta en Harvest la novela homónima de Jim Crace, una reflexión sobre el impacto del extractivismo en el medio rural, la sumisión y los prejuicios en las comunidades aisladas
La sexta jornada de la 69 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) se ha despertado este miércoles con el estreno en España de En la alcoba del sultán, la nueva película de Javier Rebollo, una fábula de ambientación oriental y sostenida en la fantasía y los toques de surrealismo que homenajea los orígenes del cine, al tiempo que recupera la figura del operador de cámara Gabriel Veyre, uno de los pioneros del oficio que trabajó con el cinematógrafo de los hermanos Lumière y los introdujo en países como México, Venezuela, Indochina o Marruecos.
Una cinta protagonizada por Pilar López de Ayala y Félix Moati cuyo plan de rodaje hubo de reinventarse sobre la marcha después de que las autoridades de Fez (Marruecos), denegaran a última hora los permisos de grabación. A partir de ese momento, la producción adquirió una nueva dimensión, trasladándose a Túnez y convirtiendo las localizaciones que George Lucas utilizó para recrear el desértico planeta de Tatooine en Star Wars, en el serrallo del sultán de Nour —caricatura del soberano marroquí Moulay Abdelaziz al que da vida Iliès Kadri (Anatomía de una caída)—, un cambio de localización que facilitó la inclusión de la fantasía en la cinta sobre el plan original.
En la alcoba del sultán fabula a lo largo de algo más de hora y media el viaje de Veyre (Félix Moati) hasta el norte de África para introducir el cinematógrafo en el palacio del sultán, convirtiéndose en uno de sus más cercanos cortesanos. A partir de aquí, la cinta, con una elegante fotografía a cargo de Santiago Racaj —quien ha trabajado también con directores como Carla Simón o Jonás Trueba— acorde a la belle époque en la que se ambienta, evoluciona hacia la fantasía mientras en la trama se va colando la historia de ese primer cine, con fragmentos de películas de Charles Chaplin o las primeras imágenes que se filmaron en color.
Por su parte, López de Ayala interpreta a Jeanne, la prometida de Veyre, un personaje con escasos diálogos que permite a la actriz española desplegar su expresividad actoral, algo que la motiva especialmente, como ha reconocido en la rueda de prensa posterior a su estreno en Seminci, donde compite en la Sección Oficial. López de Ayala también ha reconocido que no llevó al rodaje un personaje “demasiado armado”, sino que se fue “construyendo” durante la filmación.
Una coproducción franco-española que, como ha lamentado su productor, Lluís Miñarro, muchas televisiones “han rechazado por elitista”, lo que complica sus posibilidades de llegar a un público mayor.
En la rueda de prensa ha participado también el propio director, cuyas afiladas reflexiones no han pasado desapercibidas en el festival. Así, se ha deshecho en halagos hacia Pilar López de Ayala, a quien ha comparado con Greta Garbo y Katharine Hepburn en cuanto que ninguna de las tres “se disfrazan en pantalla”, subrayando especialmente su “fotogenia” y su “bondad”. “Para hacer cine hay que ser buenas personas, no hay que ser como Kubrick”, ha disparado.
DE NIRO Y BARDEM EL "ABURREN BASTANTE" COMO ACTORES
Este dardo contra el director de 2001: Una odisea del espacio o La naranja mecánica no ha sido el único que ha soltado Rebollo en el Salón de los Espejos del Teatro Calderón de Valladolid, donde también ha reconocido que referentes de la actuación como Robert De Niro o Javier Bardem le “aburren bastante como actores”.
Por otro lado, el cineasta madrileño —ganador del Premio a Mejor director en San Sebastián con La mujer sin piano (2010) y el de la Crítica dos años después con El muerto y ser feliz (2012)— ha reivindicado el uso de la fantasía para reconstruir la vida de de Veyre, ya que “para llegar a la verdad hay que mentir un poco”. “Toda biografía tiene un poco de ficción. Hay muchos biopics que dicen estar basados en hechos reales y que me parecen falsos (…). Es muy importante la fantasía para acceder a lo real. La imaginación nos salva”, ha ahondado.
Por último, el director ha asegurado que trabaja en un próximo proyecto para una película que versará sobre la poeta Gloria Fuertes, proyecto que le permitirá además regresar a España, tras “seis años en África”. “Ya no podía estar más tiempo lejos de casa”, ha resumido.
Tras la de Rebollo, ha llegado el turno para la nueva película de la directora griega Anthina Rachel Tsangari, Harvest (Cosecha), adaptación de la novela homónima de Jim Crace que cuenta en su reparto con nombres conocidos como el de Harry Melling (Harry Potter, Gambito de dama) o Caleb Landry Jones (Tres anuncios en las afueras), el cual además ha trabajado en la banda sonora.
Este cromático filme traslada al público a un lugar indeterminado y a un tiempo también indefinido del pasado (con algunos elementos anacrónicos que contribuyen a difuminar su localización temporal), para presentar una apartada comunidad rural en la que el ambiente de apacible colectividad esconde perturbadores comportamientos, así como grandes dosis de prejuicios contra lo que proceda del exterior. La vida de esta localidad sufrirá una enorme transformación cuando la llegada de un nuevo señor feudal (Frank Dillane) venga acompañada de un cambio radical en el modelo productivo, amenazando el modelo de vida tradicional de sus gentes.
Especial relevancia toma la figura del cartógrafo (Arinzé Kene), quien sufre la discriminación de los lugareños por ser foráneo, pero al mismo tiempo acaba siendo cómplice con su trabajo y equidistancia ante el padecimiento de éstos.
De este modo, la película, que también compite por la Espiga de Oro, reflexiona sobre cuestiones del presente como el impacto del modelo extractivista —concretamente el ganadero— en el medio rural y la destrucción de la vida de sus gentes, el rechazo al forastero y la xenofobia, la manipulación de las masas, el adocenamiento, la docilidad, la sumisión y el servilismo, o la represión contra cualquier rebeldía femenina bajo el apelativo de brujería. Todo ello narrado a lo largo de 133 minutos en los que la cineasta ateniense (que ha producido también películas de realizadores helenos como Yorgos Lanthimos) se ha rodeado de Joslyn Barnes en la redacción conjunta del guion y de Sean Price Williams —quien dirigió The Sweet East, título que pasó por la anterior edición de la Semana vallisoletana— en la delicada fotografía, la cual combina bucólicas escenas del campo con otras menos edificantes.
Completan el reparto de esta coproducción de Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Alemania y Grecia que se ha proyectado en España por vez primera, los intérpretes Rosy McEwen, Thalissa Teixeira, Grace Jabbari y Stephen McMillan.
Por último, este miércoles se ha presentado en la Sección Oficial de Seminci la cinta rumana Tres kilómetros al fin del mundo, de Emanuel Pârvu, estreno en España de esta cinta que aborda la homofobia en los núcleos pequeños, aunque estos sean tan idílicos como la región del delta del Danubio. Vencedora en el Festival de Sarajevo y ganadora de la Palma Queer en Cannes, esta película de 105 minutos de duración es la encargada de representar a Rumanía en la carrera por los Oscar.
Comments