Cine francés con resultado dispar para cerrar las proyecciones a concurso en Seminci
En la octava jornada del festival se han presentado Misericordia, comedia negra rural sobre deseos prohibidos, celos y encubrimiento, así como el relato costumbrista pandémico Tiempo compartido
Si en la primera jornada el cine español fue el protagonista, en este octavo y último día de presentación de películas a concurso de la 69 Semana Internacional de Cine de Valladolid el escogido por los programadores ha sido el francés, con resultado dispar en su estreno en Seminci.
Así, la comedia negra Misericordia, de Alain Guiraudie, con Albert Serra —flamante ganador de la Concha de Oro en San Sebastián por Tardes de soledad— y Montse Triola en la producción, ha dejado división de opiniones en el Teatro Calderón, a pesar de que sí ha logrado arrancar las carcajadas del público con los gags disparatados que se suceden en el tramo final de la cinta, de una hora y cuarenta minutos de duración.
Protagonizada por Félix Kysyl y Catherine Frot (La cena de los idiotas), esta coproducción de Francia, España y Portugal se desarrolla en un pequeño pueblo de la montaña occitana, adonde Jérémie (Kysyl) llega desde Toulouse para asistir al funeral del panadero, para el que había trabajado en su juventud y al que estaba muy unido. La decisión de Jérémie de quedarse unos días en casa de la viuda (Frot) provocará los celos del único hijo de ésta, al que interpreta Jean-Baptiste Durand. A partir de ahí, una desaparición llevará la trama al género negro para derivar más tarde hacia la comedia negra, con un humor irreverente y anticlerical en torno a los deseos prohibidos, los dilemas morales o el encubrimiento. Figura clave en la cinta es, por tanto, el párroco de la localidad (Jacques Develay), personaje que sobrevuela la historia para ir ganando cada vez más peso.
Guiraudie, quien ha visitado Valladolid este viernes con motivo de su presentación en Seminci tras su estreno en el pasado Festival de Cannes, ganó en 2013 el premio al mejor realizador en la sección Un Certain Regard de la cita gala con El desconocido del lago, que también se llevó la Palma Queer. Para esta producción, el director ha adaptado una parte de su novela Rabalaïre (2021).
Posteriormente ha llegado el turno de Tiempo compartido, película de Olivier Assayas en la que dibuja, en un ambiente también rural, un relato costumbrista que tuvo su estreno en la Berlinale sobre lo que supuso vivir confinado en la primera oleada de la pandemia de coronavirus, en concreto para dos hermanos dedicados a la cultura que comparten la casa de campo de sus difuntos padres.
Se trata de dos trasuntos del propio director y de su hermano, el primero cineasta con un pasado de periodista cinematográfico y el segundo también periodista, aunque en este caso musical. Ambos se instalan juntos en la casa al declararse la pandemia y llevan consigo a sus parejas —Nine d’Urso y Nora Hamzawi, respectivamente—, generándose una convivencia en la que la vida bohemia y las conversaciones culturales (aunque vintage) se alternan con los roces que la convivencia genera, más en una situación como aquella. Las manías de unos y otros o las formas en que la anormalidad del virus se manifiestan en cada uno, marcan el devenir de esta película de hora y tres cuartos en la que lo cotidiano (la nueva cotidianidad que el confinamiento impuso) prima sobre la acción.
Si el alter ego de Assayas, al que interpreta Vincent Macaigne, se obsesiona con la medidas de higiene y seguridad para evitar el contagio, al tiempo que se evidencia en él una fiebre consumista a través de Amazon, a su hermano (Micha Lescot), le da por cocinar crep tras crep o rebelarse contra el exceso de celo de su hermano y su pasión por la plataforma de Jeff Bezos. Este confinamiento servirá también, a pesar de ello, para el reencuentro de ambos, alejados en su vida diaria en la ciudad, así como para poner a prueba la convivencia en pareja para Lescot y su novia.
Un recuerdo (seguro que no con nostalgia) de lo que fueron aquellos momentos, con mascarillas —aunque la primera no se ve hasta casi la mitad de la cinta—, improvisados estudios de radio en casa, desinfecciones, distancia de seguridad, gel hidroalcohólico y restricción de movimientos. No obstante, el parón que experimentó el mundo sí parece alegrar al protagonista, que ve con ansiedad cómo después de tres meses se dan los primeros pasos hacia lo que en España se llamó la nueva normalidad, dando el espacio a la salud mental y la necesidad de terapia psicológica que aquella catástrofe puso de manifiesto en una sociedad que gustaba de mirar a otro lado sobre esta cuestión.
EDUARD FERNÁNDEZ PRESENTA EL CORTO 'EL OTRO'
Por Valladolid ha pasado también el actor Eduard Fernández, quien ha presentado en Sección Oficial El otro, cortometraje de 18 minutos que dirige y protagoniza. Se trata de un relato que indaga en la mente de un personaje aislado y adicto al alcohol y las sustancias, para explorar las zonas más oscuras de la mente y desembocar en una huida. Fernández, que también firma el guion de la cinta, ha reconocido que desde el principio “tenía claro” cómo quería rodar el filme y sabía “a qué renunciar para poder incluir más planos”.
“Yo tenía una imagen en la cabeza, he ido construyendo el guion hacia atrás”, ha explicado el realizador, quien ha advertido que más allá de las cuestiones concretas del personaje —su consumo o su paranoia—, hay una parte que “concierte a todos”, como es la cuestión de la soledad. “La compartimos poco y el corto pretende compartir ese dolor profundo”, ha abundado en un encuentro en el que ha participado con otros directores de cortos.
Con Misericordia y Tiempo compartido se completan los estrenos a concurso de la Sección Oficial de esta edición del festival, mientras que la encargada de cerrarla será, tras la gala de clausura en la que se entregarán los galardones a las películas premiadas, la estadounidense Sing Sing, cinta de Greg Kwedar que saca a la luz la historia real de un grupo de teatro creado por los presos de la prisión neoyorquina homónima. El elenco lo encabeza Colman Domingo —galardonado con el premio Tribute Performer en el Festival de Toronto—, acompañado de una serie de actores no profesionales que fueron alumnos del proyecto original y han formado parte del proceso creativo.
La producción, cuyo estreno en España albergará la Semana vallisoletana, optó por un modelo económico en el que los actores (incluido Colman) recibieron el salario mínimo diario estipulado por el Sindicato de Actores, al mismo tiempo que otorgaron a todos los trabajadores la misma participación en las ganancias del proyecto. Con esta narrativa se presenta una película sobre el trabajo en comunidad y la transformación colectiva a través de la interpretación, que ensayo tras ensayo recorre la experiencia humana y artística de los presos y su posibilidad de encontrarse a sí mismos dentro de los muros de la cárcel.
Además, el director francés Michel Hazanavicius —que alcanzó el reconocimiento internacional en 2011 con The Artist, película que ganó cinco premios Oscar— estará en Valladolid este sábado para presentar fuera de concurso su último trabajo, que además su pone su debut en la animación. Se trata de The most preocious of cargoes, que llega tras pasar por la Sección Oficial del Festival de Cannes. La cinta, de 80 minutos de metraje, comienza con una ventisca durante la cual la mujer de un leñador encuentra de forma inesperada un bulto en la nieve que parece haber sido arrojado desde uno de los trenes que atraviesan el frío bosque.
Resulta ser un bebé, una pequeña niña que transformará la vida de todas aquellas personas que se crucen en su camino. Un pictórico cuento invernal sobre las consecuencias de la guerra y el dolor de la pérdida. La música del también oscarizado Alexandre Desplat y la delicada voz de Jean-Louis Trintignant guían esta luminosa aventura que tiene como telón de fondo el horror de los campos de concentración, y que decide situarnos en el lado humano compasivo que surge siempre ante las peores adversidades.
Fuera de la Sección Oficial, Antón Álvarez —conocido a nivel musical como C. Tangana— presenta en Seminci su debut como director, La guitarra flamenca de Yerai Martínez, película que inauguró la sección New Directors del Festival de San Sebastián. El Madrileño sigue con su cámara al músico flamenco y proporciona una radiografía compleja de su historia familiar. El realizador participará este viernes en un coloquio con el público después de la proyección, que tendrá lugar en los cines Broadway de la capital vallisoletana.
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